20 de noviembre de 2009

Hojas muertas


Iba caminando. Sólo miraba sus pies. Andaban a un ritmo acompasado, tranquilo, pero autómata. Su ritmo sólo se veía manchado, a veces, por las desordenadas intervenciones de algunas hojas de plátano tumbadas por el otoño. Dejó de distinguir en el suelo las sombras, y entonces alzó la vista.

Por fin, más tarde que temprano, parecía llegar el frío, y venía acompañado de una espesa capa blanquecina que cubría lo que ayer fue una bóveda celeste. Con una sonrisa de suficiencia, parecía no echar de menos al sol. Es normal, supongo, cuando tus recuerdos veraniegos son los viajes al norte, al frío, al cielo gris, al aire puro del invierno perpetuo.

Sonreía, ahora siempre sonreía. Las pocas veces que dejaba caer una lágrima, eran para recordar la lluvia, muy escasa en estos días, aunque sabía que pronto vendría ella también para ser testigo de su nueva vida.
Y así, sonriendo cabizbajo mientras miraba las hojas muertas, caminaba hacia su casa entre los primeros abrigos, que comenzaban a abandonar los armarios. El invierno llegaría, aunque no fuera puntual. Y eso le animaba a seguir sonriendo.


Por fin parece que el verano empieza a rendirse.

16 de noviembre de 2009

Parajes




A veces, lo que creías un secreto, te sorprende en el más frecuentado de los lugares. Hoy, en google maps, me encuentro con esta carretera por la que, hasta hoy, creía que sólo había pasado un Renault rojo.

15 de noviembre de 2009

Let it be




A veces pasa, que encuentras a una persona que, para cantar una canción, resulta ser perfecta.
A veces pasa, que para cada cosa, hay una persona perfecta.

12 de noviembre de 2009

Quédate conmigo


Quédate conmigo, no vayas
a ningún sitio esta noche.
Quédate conmigo y haz
de la clepsidra un débil juguete.

Quédate conmigo, vamos
a reírnos de la noche infinita,
y hagamos sus oscuras horas
añicos en nuestras manos.

Quédate conmigo hoy,
que necesito tenerte.
Quédate conmigo hoy,
mañana y para siempre.

Quédate, porque he venido
sólo para estar contigo.

2 de noviembre de 2009

Halloween




Una cueva oscura de falso fuego,
de velas de vainilla y olor a incienso.
Rozar la locura, perder el aliento
en un noviembre casi veraniego.

Bailes, fuego, velas y brebajes
han reunido en la noche a un aquelarre;
tuercen la sonrisa... quieren sangre,
desgarrar el alma tras los negros trajes.

Y allí en medio, sedienta entre los muertos,
ansiosa aún de sangre palpitante
sólo ella, Nerissa, hija del mar.

Atraviesa la cripta a pasos lentos,
para saciar su sed, y enseñarte
a jugar a la vida, a aprender a amar.