En agua ardiente encenderé el caldero
en las noches vacías de luna llena,
llamas candentes hervirán mi pena,
sangre de rabia avivará su fuego.
La niebla espesa ocultará tu pelo,
te ilumina el rostro un cirio de cera
y te acercas lentamente a mi hoguera,
que exuma olores de crisantemo.
Y el fuego eterno nos dará calor;
la poción está casi terminada,
sólo falta pasarla por tu tamiz.
Y el firmamento no me dirá que no;
los sueños se cumplen de madrugada,
y en esta noche sólo te quiero a ti.
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