20 de abril de 2010

20 de abril


20 de abril, ¿del 90?... O de los casi cuatro abriles que llevaba en la búsqueda de un barco perdido en aguas de un mar que no es el mío, de un pájaro que no iba a dejar enjaularse por las rejas de mi libertad, de una dama a la que no iba a hacer mujer.

Y hoy, en el cuarto abril, ya he dejado de buscar. Porque encontré en el camino a Ítaca una isla por la que había pasado más de alguna vez sin detenerme. Porque hallé la tierra que me ordenaste explorar. Porque al fin di con el amor que me mandaste buscar fuera de tus curvas fronterizas.

Ahora, en el cuarto abril, y después de disfrutar todo el invierno como sirena varada en un campo de frutales exquisitos, me encuentro con energías renovadas para volver a navegar todos los mares. Ahora tengo las fuerzas necesarias para soplar mis velas sin la necesidad del viento traicionero. Ahora sé que mis piernas serían capaces de recorrer todos los senderos en tu busca.

Pero me quedo aquí. Porque ahora soy feliz.



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