12 de marzo de 2008

Hoy me he acordado de ti


Hoy me he acordado de ti. Fue de pronto, sin esperarlo; y sobre todo, sin planearlo. Porque nunca he planeado sufrir, nunca me gustó el dolor, y es lo único que pueden darme ya tus recuerdos.
Fuiste tú la que me propuso el olvido, y cada día me convenzo a mí mismo de que tú me has olvidado. Incluso he intentado fabricar nuevos recuerdos, pero no puedo, no soy capaz.

Al fin he encontrado mi límite, y eso que tú solías creer que no lo tenía, que podía lograrlo todo, arrasar con todo, como un huracán. Pero mi huracán de deseos cumplidos, murió cuando me enamoré de ti. Ese dia, bajo ese sol. Tus ojos me dijeron esa verdad que acabaría por lapidarme, esa que saldría como una lanza mortífera de los mismos labios que deseé. Esa verdad, que me negó la ilusión que crecería de ahí en adelante.

Mi primer deseo incumplido, el más importante, el más doloroso; y a partir de ahí, un nuevo huracán apareció en mi amorfa vida, el huracán de los deseos incumplidos. Es ese sentimiento de que, cuando algo sale mal, todo lo malo vendrá detrás. El amor, que acababa de empezar a descubrir, terminó con la inocencia de dos almas perdidas que se negaban a aceptar el mundo. Dos perdidos que se unieron un instante para ir después distanciándose, dos caminos que chocaron para después recorrer dos mundo cada vez más separados.
Nada, después de eso, sería igual. Nada, a partir de entonces, pasaría por mi mirada de niño, porque ese niño, se fue ese día para, quizá, no volver.

Hoy me he acordado de ti. Hace algún tiempo llegué a pensar que no lo volvería a hacer. Que estaba curado de ti, que era libre de nuevo, que había podido olvidarte. Pero ya te dije una vez, que olvidarte sería imposible. Hoy no sabría decirte lo odioso que me resulta tener razón en esas palabras.

Hoy te he vuelvo a recordar. No sé por qué, no se qué me recordó a ti, pero no has dejado de repetirte en mi memoria en todo el día; me he alejado del mundo, he llegado a odiar a la gente injustamente, sólo porque nadie es como tú, he olvidado a mis amigos, incluso he empezado a olvidarme de mi. Pero de ti no me puedo olvidar. Porque sólo tu recuerdo me hace ser otra persona, porque desde que no juego con tu pelo, no recuerdo ya quién soy, cómo soy, por qué soy.

No sé ya cuál es el motivo de mi vida. Por eso he decidido vivir por días. Y en este día, mi motivo has sido tú.

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