A seis horas de la ciudad del sol
esperaba la vanidosa Chicago
a una carrera abajo de los halagos
de una tercera planta para dos.
A unos instantes eternos del pecado,
cerca de un cielo gris con agujeros,
se van abriendo paso dos viajeros
que pasean por el parque de la mano.
Y se acercan hasta querer morir,
abrazándose vestidos con sus pieles
y ropa interior de tiramisú.
Nos despedimos del cielo de Madrid
trayéndonos la esencia en nuestros genes
en tu cabeza y mi maleza un lazo azul.
Gracias Vanessa
1 comentario:
Sin ti nada de esto no hubiera sido posible, gracias por todo, lo eres todo para mi.
Publicar un comentario