25 de enero de 2009

El cadáver de la poesía

Hoy por casualidad, me encontré con un tocayo que me daba elogios, probablemente inmerecidos, por mis sonetos. Por casualidad, me enteré que era amigo de mi poeta favorita. Por casualidad he leído algunos de sus poemas.
No por casualidad, he decidido publicar uno aquí, porque merece ser compartido. Espero que os guste.


Negros cuervos desgranan los sesos de la dama. 
Sus libros arden como amuletos, la sangre negra mancha 
La escena. La rima difunta se ríe de 
La sangrante. Triturada la poesía, 
Hacen de ella estiércol. La musa 
Empalada  arde, llorosa grita.
Mientras los libros arden. Sangre a borbotones
Muerta la poesía se acabo la belleza.

Sangre, tinta, tinta y sangre, se mezclan.

En ese momento los cuervos destripan y arden 
En un festival atroz.

Sangre, arde. Tinta fría. Llantos de dolor.

Muerta la poesía, allí la rima la humilla.
Sangre en su cadáver es lo que resta.


El cadáver de la poesía. Rafael Núñez Rodríguez

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